Ignacio Agramonte reta a los adjetivos. Es tal la magnitud de su
impronta que a veces parece imposible abarcarla en las pocas palabras
que concede el hacer periodístico. Virtuoso, lúcido, apasionado, audaz,
tierno, justo, inmenso, constituyen,calificativos consustanciales a la personalidad del hombre que nuestra
historia prefiere simplemente como El Mayor.
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