Por
Aymee Amargós
La
magia del séptimo arte volverá a
seducir. La ciudad de Camagüey acogerá La Vigésimo Primera edición del Taller nacional de crítica
cinematográfica. Uno de los encuentros culturales de mayor arraigo popular entre los
amantes del cine..
Sesiones
teóricas, presentaciones y venta de
libros, exposiciones de artes plásticas
junto a la proyección de filmes enriquecerán las jornadas. Del 18 al 22
de marzo habrá un programa con variadas propuestas.
La cita estará dedicada este año al examen crítico de la producción audiovisual de los años noventa en Cuba. Quedan abiertas entonces las posibilidades de seguir pensando un fenómeno desde diversos ángulos
Este evento surge en 1993 como una necesidad de intercambio y superación. Participan relevantes personalidades del país lo que reafirma la connotación que tiene para el desarrollo del pensamiento cultural cinematográfico.
Los noventa fueron los años de Alicia en el Pueblo de Maravillas (1990), María Antonia (1990), Adorables mentiras (1991), El siglo de las luces (1992), Vidas paralelas (1992), Reina y Rey (1994), Guantanamera (1995), La ola (1995), Pon tu pensamiento en mí (1995), Un paraíso bajo las estrellas (1999), o Las profecías de Amanda (1999), por mencionar algunas de las producidas por el ICAIC, pero también es la década de Oscuros rinocerontes enjaulados (muy a la moda) (1990), Sed (1991), Molina’s Culpa (1992) o Talco para lo negro (1992). Y es igualmente el decenio en que se organizan las primeras ediciones de “El Almacén de la Imagen” en Camagüey, y los Talleres Nacionales de Crítica Cinematográfica en la misma ciudad, y la producción del ISA comienza a adquirir una connotación que todavía no se ha hecho suficientemente visible, y se siembra la semilla de lo que en un futuro conoceremos como el “cine independiente en Cuba”.
Este Taller, entonces, se propondrá revisar críticamente ese conjunto de fenómenos asociados al audiovisual, pero en un sentido más ambicioso que el que hasta ahora la academia ha venido legitimando como lectura casi única. Y es que preguntar por los noventas del cine cubano será preguntar en parte por la suerte de una utopía que obtuvo su perfil mejor en 1959 con la creación del ICAIC, pero que desde principios del siglo pasado, con los esfuerzos de los pioneros, intenta consolidarse en medio de un océano de imágenes cada vez más idénticas entre sí. Una posible pregunta que ayude a provocar nuevas reflexiones podría ser: ¿en qué medida nuestros noventa ayudaron a defender la utopía primigenia?, ¿o hablamos acaso del nacimiento de otra utopía?
El taller Nacional de crítica cinematográfica es un espacio donde especialistas, críticos y espectadores tienen el privilegio de dialogar acerca el buen cine y recalcar el protagonismo sobre la más completa de las artes.
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