El ballet no tiene límites, la única forma de asegurar
una función es ensayando. Repitiendo una y otra vez hasta perfeccionar cada
paso. Es vital que cada bailarín marque el escenario, lo sienta y conozca antes de interpretar la coreografía. Con la magia de sus
movimientos el ballet de Camagüey llegó a
Santiago de Cuba
Pero el éxito de la función no está únicamente en manos
de bailarines y sus maestros. Hay muchas
personas involucradas.
Después de varias horas de indicaciones y corrección, los nervios, el
estrés, la adrenalina, antes de qué comience la función. Se precisa el
vestuario, accesorios y el maquillaje. Los nuevos aprenden y los de más
experiencia enseñan.
Quieren saber cómo está el
público o si todavía falta
alguien por entrar a la sala.El complejo
cultural Heredia. Un teatro majestuoso los acoge. Comienza la función. Cada bailarín se
mueve de un lado a otro.
Se exhibe un repertorio variado que incluye variedad de obras entre ellas Vivaldina, le jazz hot, y
la suite Don Quijote,e ntre otras.
La agrupación camagüeyana dirigida
por Regina Balaguer es el centro de las miradas del público
santiaguero. Termina la función y saludan con la misma intensidad con que
bailaron. Cierran los telones. Apagan las luces, Ya pasaron los nervios y cada
uno saborea los gratos momentos.
Fundado en diciembre de 1967 el ballet de Camagüey posee un repertorio con más de 250 obras de diversos estilos. Un colectivo danzario que reafirma virtuosismo, renovación y destreza corporal en los escenarios. Permanece abierto a la creación artística
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